El otro lado de la moneda
“Si buscas fidelidad, compra un estéreo’’, fue lo que alguna vez escuché. Y es verdad. Hoy día cuántas personas toman en cuenta la palabra fiel, y más en nuestro ambiente.
Podría ejemplificarlo con anécdotas de amigos míos, pero prefiero ser yo mismo quien sirva como ejemplo.
Jamás me he considerado guapo o atractivo, es más, ligar en los antros me era difícil. Lo que sí puedo aceptar es mi forma de ser: coqueto. Sin darme cuenta puedo llamar la atención de alguien por eso.
Pasé mucho tiempo soltero, o de una relación fallida a otra. La causa: mi manera de pensar. La fidelidad y las buenas costumbres eran mi religión, por decirlo así. Sin embargo, una u otra cosa me llevaron a disfrutar mi soltería, a no reprimirme y a disfrutar de la vida cada fin de semana.
Y luego, nos vamos al lado contrario. ¿Qué pasa cuando a una persona “liberal” la metes en una relación? Tener pareja como la tengo es muy agradable, y el amor crece naturalmente. Pero ese instinto de cazador, esa adrenalina que corre por el cuerpo, esas ganas de vivir y disfrutar sin importar más son como manchas de vino en el sofá.
Mi novio no lo sabe, y hasta la fecha con él, y el resto del mundo, sigo siendo cortés y el hombre perfecto. Por el contrario, ya van varias personas que he besado, incluso me he acostado con ellas, en ese otro lado de mi vida.
Y puedo apostar no ser el único así. Hay estudios, investigaciones y amigos donde se revela que las personas (no todas) tenemos un lado B de ser, pero que nos da miedo liberar. Y entonces creamos cuentas y perfiles donde cambiamos de actitud, incluso de nombre, y experimentamos nuestro otro yo, y la “disfrutamos”.
Y la pregunta es: ¿Cuántos de nosotros estamos atrapados? ¿Cuántos hemos experimentado los dos lados de la luna? ¿Quién es el verdadero yo? En mi caso, sigo en una página de citas y encuentros (que no concluyo, después de todo) donde mis palabras, intenciones y pensamientos son diferentes a los que profeso cada mañana al preparar el desayuno como una perfecta ama de casa. Claro, siempre procurando hacer las cosas bien.
Fuente: www.enehache.com