¿Tu mascota es gay?

La semana pasada, durante un viaje a Colombia, tuve el placer de quedarme con unos amigos en Bogotá y participar de la ciclovía que cada domingo se realiza en una conocida avenida de la ciudad a la que mucha gente sale con sus amigos, en bicicleta, patines o a píe a realizar algo de ejercicio. El plan es delicioso pues además de encontrar comidas típicas y frutas locales durante el recorrido, conoces gente y hasta ligas sin mucho problema.

En algún momento del recorrido, apareció una chica, amiga de mis amigos, que traía a su perrito con pompones rosa en la cabeza y, en este punto tengo que decir que… la verdad no soy muy de perros, cómo que no encajo con ellos; pero pues tampoco los odio así que accedí a cuidar del tal “Rocky” mientras su dueña y mis amigos entraban a una tienda para comprar agua. El momento fue bastante incómodo pues el Rocky me miraba como diciendo: “Quítame estos moños”, y yo lo miraba como diciendo: “no te me acerques”… y estando en esas, aparece una chica encantadora que me sonríe y pregunta: ¿Oye, tu mascota es gay?… de inmediato, abrí mi libreta mental para inscribir la pregunta en mi Top-10 de: “Preguntas inesperadas que me dejan en blanco”… y simplemente me apresuré a responder: “Mira, la verdad no sé, todavía no le pregunto”.

El asunto se tornó divertido pues lo que la chica trataba de hacer, era venderme una mercancía LGBT para mascotas (collares, moños, ropa, correas, etc) todas con la bandera del orgullo que por cierto habrían hecho juego con los pompones rosa del pobre Rocky. Obviamente no compré nada, pero me preguntaba: Se vale mariquear a nuestras mascotas?… yo por ejemplo tengo una gata que se llama Jovita y la verdad no creo que a ella le guste mucho que la “lesbianise” pero inevitablemente uno termina trasfiriendo características propias a sus mascotas y el tener un orgullo por lo que somos, no resulta ser la excepción, aunque en el proceso algunos terminen disfrazando a los pobre animalitos.

Ustedes que piensan?

– Jorge

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Autor: crestrepo

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