Cuidado con las ‘maricas malas’

Hace poco tuve la fortuna de toparme con algunos escritos del psicólogo catalán Gabriel J. Martín, dónde tuve oportunidad de acercarme a un concepto que para mi fue nuevo, pero a la vez conocido: Las marica mala.

Según el trabajo serio de este psicólogo experto en temas gay, una ‘marica mala’ es aquel gay entrañable al que todos ‘adoramos’ ver criticando a otros, pero tememos por el día en que su ‘lengua venenosa’ hable de nosotros. Es el tipo de gay que uno ‘prefiere tener de amigo y no de enemigo’.

Estos personajes son por lo general inadaptados sociales de su propio entorno y adoran sabotear las actividades con amigos; por ejemplo: si van todos a un bar, nunca dirá que el sitio no le gusta, pero pasará toda la noche criticando la decoración, la música y el ‘casting’ de los chicos presentes en el lugar.

Otra característica de una ‘marica mala’ es la de sentirse siempre discriminado y tratado injustamente por los demás. También culpan a los demás de todos sus errores, pues nunca son capaces de aceptar que algo no salió bien por su culpa.

Normalmente este tipo de gais se caracterizan por tener actitudes arrogantes, amenazantes y desafiantes pero en el fondo son inseguros, tienen baja autoestima y una elevada necesidad de autoafirmación. Y aunque nunca llegan a la agresión física en su peleas con los demás, son capaces de sacar de sus casillas a cualquiera con su agresividad verbal.

Según J.Martín: “Un ‘marica mala’ es un gay que proviene de entornos en los que se le ha reprimido al máximo la expresión de sus enfados, no se le ha permitido expresar aquello que le hería y por eso ha adquirido este estilo tan indirecto y manipulativo que les caracteriza. Por otro lado, su agresividad y falta de autoestima se manifiesta en un fenómeno curioso: tienden a descalificar a los demás para poder, ellos, sentirse menos mierdas de lo que se sienten”.

Y remata diciendo en su estudio que: “En el fondo, lo que hay en un marica mala es mucho dolor, mucha rabia y, por qué no decirlo abiertamente, mucha cobardía y muy pocas ganas de aprender a ser mejores personas”.

No me gusta ni comparto la expresión peyorativa de “marica mala”, pero para efectos didácticos, la frase permite hacerse una idea clara del lo que intenta decir el autor del estudio. Al final, seguramente muchos de nosotros nos hemos topado con chicos así y en estos casos, un consejo a tiempo no está de más para dejar ‘tanto veneno’ y ser menos “malas”.

– Jorge

Autor: crestrepo

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