iamamiwhoami: Kin

Es tanta la necesidad de estruendo y atención de la escena musical actual, de efectismo, de llamar la atención, que parecía ser nos habíamos olvidado de algo fundamental y que estaba en los orígenes mismos de la música: la belleza.

Hace poco más de dos años, una serie de videos virales e indescifrables comenzaron a invadir blogs y a desconcertar a muchos ¿Quién era esa misteriosa mujer que cantaba canciones cuyos títulos eran sólo letras o parecían códigos? Muchos nombres se barajaron hasta que fue inevitable que la verdadera autora intelectual de ese misterio saliera a la luz: Jonna Lee. La culminación de la extrañeza de la denominada era bounty (palabra que se formaba al unir las canciones de ese entonces de iamamiwhoami) se dio con una interesante reinvención del concierto: to whom it may concern.

¿Por qué nos perturbó tanto aquel proyecto multimedia? ¿Qué tenían esas crípticas canciones que se nos metía y se nos quedaba colgado? Todas eran, precisamente, una reivindicación de la belleza en todos su formas. Y es que pareciera ser que con la ola de barroquismo y estruendo que viene cargando el pop de un tiempo para acá se nos olvidó que la belleza podía ser desconcertante, fascinante, abrazadora, e incluso, perturbadora.

Cuando el misterio parecía desentramarse, iamamiwhoami desapareció de repente y no dijeron más. Comenzábamos a pensar que todo se quedaría en aquellas canciones cuando, de repente, el proyecto regreso con ; john y clump para, posteriormente, anunciar lo que muchos esperábamos: su primer álbum, kin.

Así pues, iamamiwhoami parecía dejar de un lado la experimentación que les caracterizó y que nos hipnotizó para rendirse a la convencionalidad de la promoción y la industria. Pero no fue así.

Si todos los artistas sacaban un par de sencillos para anunciar el disco que posteriormente promocionarían con más videos y sencillos, o con giras, iamamiwhoami, como si se tratase de una buena novela, nos fue mostrando el álbum por entregas. Para cuando salió el disco el día de ayer, ya todos conocíamos todas las canciones. Y no sólo eso: ya las habíamos visto en los videos que el proyecto sacó cada quince días. No había sorpresa, no había novedad, pero la fascinación aquí sigue y muy presente.

Sería muy ingenuo negar que iamamiwhoami no modificó un poco su sonido para  adaptarse a estándares más convencionales (por no decir comerciales), pero eso no quiere decir por nada que el grupo haya bajado la guardia de la calidad.

kin continúa con la exploración de la belleza en sus distintas facetas y abre el recorrido con sever, que con su inicio pareciera sacar la delicadeza de lo más grotesco y describir, mejor que nada, al disco mismo: “Mi apariencia es tan grande desde la distancia que necesitas tocar / da la idea de ser simple, pero es mucho más”.

Y es que en efecto, la magia detrás de los nueve cortes de kin está en el hecho de encontrar tanto en tanta simpleza, de decir tanto con tan poco y, sobre todo, de forma tan certera. Jonna Lee nos presenta un disco con una producción impecable (a cargo, al parecer, de Claes Björklund, quien aunque no ha sido confirmado de forma oficial, es la otra mitad de este proyecto) fresco y con una coherencia envidiable, misma que se extiende no sólo al estilo de su producción, sino también a su aspecto visual y temático.

Evidentemente resultará inevitable pensar en proyectos como The Knife o su spin off, Fever Ray (con quienes se les llegó a confundir), que del mismo modo toman su música y la convierten en un concepto redondo, en una pieza única audiovisual que no puede más que ser respetada y admirada.

Por otro lado, es admirable el rango emocional que abarca este disco, que va desde la ligereza esperanzadora de tracks como good worker, pasando por la intriga de drops o el jugueteo al que hace honor en su nombre play (donde Jonna confiesa contenta: “But I can dance tonight / And make up songs for us to sing”). Y es que iamamiwhoami nos llevan en menos de una hora de la perversión juguetona de temas como in due order o goods (si acaso el tema más pop del disco), a la súplica suicida desesperada de kill, hasta momentos de suma intimidad como la autorreflexiva rascal o idle talk, la dolorosa búsqueda del amor perdido y, en definitiva, uno de los mejores temas del disco.

En medio de todo esto, la nasal y honesta voz de Jonna Lee, que se transmuta y toca temas como el amor, el sexo, y la pérdida, entre muchos, muchos otros, expuestos a través de algunas de las mejores letras que hemos escuchado en mucho tiempo.

En materia musical, es justo ésta la reinvención que tanto le urgía al electro. No una enorme y detronadora, sino una honesta, sincera e íntima, como la que en su momento proyectos como The Knife, Goldfrapp o Ladytron hicieran.

No sabemos cómo piensa iamamiwhoami promocionar un álbum del que ya se conoce todo, pero eso no importa cuando se tiene algo tan bueno en las manos y cuando prácticamente juegas con las formas de promoción a tu antojo. Música y belleza para el siglo XXI.

Un comentario en uno de sus videos de Youtube dice: “Me siento tan completo desde que he empezado a seguir iamamiwhoami. No lo puedo explicar con claridad, pero me siento como si estuvieran llenando algo que solía estar vacío en mi relación con la música. Voy a estar eternamente agradecido”. Nosotros no podríamos haberlo dicho mejor.

Fuente: Masturbación Musical

Sigue el salto para ver los videos de iamamiwhoami

 

 

 

 

 

 

 

 

Autor: crestrepo

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