Ocurrió en Manhunt: El papi empresario y su poli

Cuando “joalvez” creía que iba a cumplir su fantasía de hacerlo con un papi empresario, resultó ser que el tipo venía con un guardia de seguridad que le cubría las espaldas en todo momento y en cualquier situación. ¿Qué crees que pasó? Sigue el salto para conocer su historia.

Y te invitamos a ti también a compartir las experiencias que has vivido en nuestro sitio.  ¿Qué te ocurrió en Manhunt? ¿Has conocido a un chico inolvidable? ¿Te has reencontrado con un viejo amor? ¿Te han roto el corazón? ¿Has experimentado el mejor sexo que jamás hayas soñado…?

Para participar, solo tienes que acceder a este formulario y contarnos lo que te ocurrió en Manhunt. Nosotros iremos publicando tu anécdota y la de otros usuarios en este mismo espacio.

Sigue el salto para leer la historia de “joalvez”. ¿Tú también lo has hecho con un papi? ¿Y con un poli? ¿Y con los dos…? ¡Déjanos un comentario!

– Leandro

EL PAPI EMPRESARIO Y SU POLI

(Le ocurrió en Manhunt a “joalvez”)

Soy un joven arquitecto. Algunos dicen que soy atractivo, pero no me considero como tal. Soy un chico común y corriente; uno que pasa desapercibido en la calle, pero que dentro de su habitación es otra persona. En mi cama soy el protagonista de muchas fantasías. He llegado a pensar que soy adicto al sexo o soy extremadamente caliente.

Un día decidí quitarme el miedo y buscar esas experiencias para vivirlas en la realidad, y no solo en mi mente. Me había quedado trabajando hasta muy tarde, ya de noche, y buscando un buen clip porno, me topé con Manhunt. Decidí tomarme unas fotos muy calientes y subirlas… Y así fue que ese mismo día armé mi perfil. Una de mis grandes fantasías era hacerlo con alguien maduro, de muy buen ver, y que fuera casado. Pero tal vez era mucho pedir. Una tarde recibí un mensaje de alguien que pedía conocerme y, no sé por qué, accedí y fui al encuentro.

Me citó en una oficina. Era un hombre de aproximadamente 40 años, de 1,83 de altura, con un pantalón entallado que le marcaba un buen paquete y un tremendo culo, redondeado y firme. Vestía una camisa que le denotaba los músculos, los brazos bien formados y fuertes, el pecho abultado. Era como de esas figuras griegas pero vestido y en la vida real. Con un bigote que te decía que tenía madurez y lo hacía ver como un papi de esos que salen en películas porno.

Me saludó y estuvimos platicando y, mientras, yo con la verga parada y deseoso de que me toñara y me metiera la cogida de mi vida. “Bueno, regreso a trabajar, fue un gusto”, me saludó y se fue. Pensé que tal vez yo no era lo que él buscaba. Me fui tan caliente, que llegando a mi casa me desnudé completamente, estaba ardiendo, me la jalé tres veces mientras me metía el dedo en mi ano y gemía, imaginando cómo él me tomaba y me cogía una y otra vez.

Los días pasaron y de pronto recibí un mensaje suyo: me estaba esperando. Me citó de nuevo en la oficina. Me senté en el lobby del edificio y lo esperé. Las puertas del elevador se abrieron y él apareció, con un pantalón de mezclilla tan entallado que se le marcaba la gran verga que se cargaba, pero atrás suyo venía un tipo que yo no conocía, pero que parecía un dios romano: 1,80 de estatura y con traje de seguridad privada; el tipo tenía barba y un cuerpo de fisicoculturista. Mi contacto me dijo: “mira, invité a un amigo, es de seguridad privada”. En ese momento me pregunté si acaso estaba en una película porno de Falcon o qué pedo…

Los tres nos subimos a un carro y llegamos a un campo fuera de la civilización. Se bajaron y colocaron una manta en el piso. El policía me jaló, me ató las muñecas y me puso hincado. Los dos sacaron las grandes vergas que se cargaban y las pusieron en mi boca. Las lamí hasta que se vinieron en mi boca… ¡Era un néctar lleno de testosterona! Luego, bajaron mi pantalón, rompieron mis calzoncillos, y uno empezó a lamer mi culo mientras que el otro me mamaba la verga. ¡Y yo con las manos atadas! Fue tan rico, que yo gemía de placer y no quería que acabara el momento.

Cuando me soltaron, poder acariciar sus cuerpos fornidos y velludos fue lo más excitante. Eran unos adonis. Me penetraron hasta venirse dentro de mí (usando condón). Esa es mi anécdota más caliente, y ninguna porno que veo en Internet la ha podido superar.

¡Gracias, “joalvez”, por compartir tu historia!

Autor: crestrepo

Compartir esta publicación en