Hace poco más de 80 años, existió una corriente de pensamiento denominada “Teoría Lombrosiana”, que establecía rasgos físicos para determinar si alguien era delincuente o no. Según esa teoría, tener el cabello ensortijado, labios gruesos y cejas pobladas te convertía en un delincuente en potencia, razón por la cual, ser moreno o negro era de por sí un delito.
La humanidad avanzó y gracias al cielo estas teorías locas fueron entrando en desuso, pero al parecer nadie le avisó a la UniversidadCarolina de Praga, que establecer ‘rasgos físicos’ como medio de prueba para algo, sólo trae más odio y discriminación. Lo anterior lo digo después de leer un estudio de esta Universidad, que revela (según ellos) que una persona gay se distingue por aspectos físicos que le son inherentes.
Por ejemplo, tener narices pequeñas pero relativamente anchas y mandíbulas redondeadas, es señal de homosexualidad, pues se trata de una combinación de rasgos masculinos y femeninos en un mismo rostro.
El estudio, que se hizo tomando como muestra las fotos de 80 héteros y 80 gays entre los 20 y los 30 años, “reveló “ también que tener pestañas largas o sonrisas tímidas llevan a pensar “con certeza científica” que un chico es gay.
No quiero ni pensar lo que pasaría si esta investigación llega a traducirse al ruso. La cacería de chicos gays podría derivar en masacre, pues bastaría con que un homofóbico se topara a un chico por la calle con estas características, para atacarlo sin mediar palabra.
– Jorge
