Las nuevas categorías sexuales

“Soy homosexual, poliamoroso y andrógino” o “soy mujer, poliamorosa, pero no sería jamás pansexual”. Declaraciones como estas, que requerirían de un diccionario para comprenderse a cabalidad, pueden escucharse con frecuencia en jóvenes sub 25 que sienten que las categorías hombre o mujer, homosexual o heterosexual, les quedan cortas. Aquí, sus testimonios y una guía para entender.

En febrero de este año, facebook incluyó en el apartado “masculino o femenino” de su versión norteamericana otras 56 opciones de género para que ningún usuario de cuenta se sintiese excluido. Algunas de estas categorías son: neutro, que describe a personas que no se identifican ni con ser hombre ni mujer; andrógino, que tiene características ambiguas entre lo femenino y masculino; bigénero, alguien que se identifica como mujer y hombre en diferentes momentos; género variante, atribuido a personas que no se comportan de acuerdo a las pautas sociales impuestas para su género; género confundido, quienes aún no definen a qué género pertenecen; no-binario, personas que discrepan con la dicotomía femenino-masculino y ven al género de forma tridimensional, incluyendo a la androginia en el medio. Y nótese que todas estas alternativas se refieren al género, a la identidad, no a la orientación sexual (es decir por quién se siente atracción) tema que agregaría más nomenclatura a las definiciones. Aunque por el momento estas variopintas identidades están disponibles solo para los internautas de Estados Unidos, la firma planea replicar estas opciones en las cuentas de otros países.

“Mientras para muchos este cambio puede no significar nada, para aquellos a quienes afecta implica un grandísimo avance”, declaró el portavoz de la compañía Will Hodges el 14 de febrero, día en que se lanzó esta iniciativa. Que facebook incorpore este cambio se linkea con otros sucesos que han llamado la atención. Uno fue el reconocimiento oficial de la primera persona en el mundo de género neutro. Ocurrió en Australia, en 2010, cuando Norrie May-Welby, de 53 años, declaró no sentirse ni del género femenino, ni del masculino y exigió al gobierno que se le permitiese llenar con una “X” la casilla que indica el género en su documento de identidad. En noviembre de 2013, Alemania se convirtió en el primer país europeo en incorporar tres géneros: M por masculino, F por femenino y X por neutro o indefinido, iniciativa pensada exclusivamente para recién nacidos con sexo ambiguo, también llamados intersexuales.

A lo anterior se suma la declaración que en 2013 posteó Morrissey en True to you, sitio web dedicado al artista: “Soy humasexual. Me siento atraído por los humanos”. Además de generar un neologismo, la sentencia se convirtió al instante en trending topic en twitter, alcanzando millones de retuiteos de personas interesadas en la orientación sexual del cantante quien, en la década de los 80, afirmó públicamente ser asexual –persona que carece de atracción sexual hacia otra persona–, una orientación que ya algunos académicos denominan como la cuarta orientación, junto a heterosexual, homosexual y bisexual.

Internet, semillero de nuevas identidades

Basta con hacer un rastreo por internet para dar con un sinnúmero de foros, chats, blogs y páginas que dan cuenta de nuevas definiciones. “Son categorías que no vienen de la academia, sino de los mismos jóvenes que han encontrado en la redes sociales un lugar de expresión e identificación. No es un fenómeno científico, sino social, tal como los son las tribus urbanas, que dan sentido de pertenencia. Hoy, más que nunca, los jóvenes están preguntándose ‘¿quién soy?’, y en este mundo hiperconectado, es en internet donde se responden esa pregunta”, dice Julio Cezar Dantas, sociólogo experto en Estudios de Género y presidente en Chile de Todo Mejora, fundación mundial dedicada a prevenir el suicidio y el bullying hacia las minorías sexuales.

“Las identidades de género se están abriendo. La gente dice: ‘yo no quepo dentro de lo que es rosado y celeste. No quiero caber, no quiero ser mujer y andar con tacos o no quiero ser hombre y no poder pintarme los labios’”, señala Janet Noseda, sicóloga especialista en género.

“Estos fenómenos están cambiando la forma en que los jóvenes se definen a sí mismos. Es una generación cargada de críticas hacia las normas de la sociedad. Al haber una cantidad enorme de opciones para elegir, cada vez más se cuestionan: ‘¿quién dice que me tengo que identificar con una sola forma de ser?’”, agrega Dantas.

“Estas definiciones no vienen de la academia, sino de los mismos jóvenes que han encontrado en las redes sociales un lugar de expresión e identificación. No es un fenómeno científico, sino social. Hoy, más que nunca, los jóvenes están preguntándose‘¿Quién soy?’ Y es en Internt donde encuentran la respuesta”, dice el sociólogo Julio Cezar Dantas.

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Juliana Rodríguez, sicóloga que trabaja como coordinadora del área de salud mental de Todo Mejora atendiendo a jóvenes conflictuados con su definición sexual, asegura que entre los 15 y 19 años son muchos los que no saben bien quiénes son y están ávidos de identificarse con algo. “Necesitan nombrar aquello que creen ser, porque si no lo hacen, es como si no existieran. A la vez, necesitan validarse con otros, buscar a sus pares, para no sentirse raros ni solos. Entonces, una vez que asignan un nombre a sus tendencias y sentimientos, no solo cobran existencia, sino que también pueden empezar a relacionarse con otros y a armar un grupo. Pero es muy difícil formar un grupo sin antes haber establecido el nombre, de ahí la obsesión por buscar una palabra que los defina”. La lista de nuevas categorías de identidad y orientación sexual es larga.

Las redes sociales, como tumblr y, especialmente facebook son un caldo de cultivo permanente para el surgimiento de nuevas tipologías. Por ejemplo, entre las nuevas orientaciones sexuales (quién me gusta) hay términos como omnisexual, heterocurioso o pansexual. También están los asexuales, los demisexuales y los grisexuales. Y, cuando se categoriza según el comportamiento sexual, pueden aparecer categorías híbridas, que incoporan elementos ajenos a sexo y género, como los sexetarianos, en cuyos foros se lee que son veganos que tienen relaciones sexuales únicamente con veganos, porque darle un beso a alguien que coma carne implicaría el traspaso de sustancias de origen animal en los fluidos corporales.

“No son grupos formales, sino que de manera espontánea se configuran en la red hasta congregar a miembros que se van identificando con un concepto, en la mayoría neologismos, ideados por ellos mismos y que en Chile aún no existen como comunidad formal”, explica el sociólogo Julio Cezar Dantas.

Este reporteo corroboró que en Chile pocos profesionales saben del tema. La calle ha pillado a la academia. “Muchas veces, son mis alumnos quienes me actualizan sobre lo nuevo que va apareciendo. Es tan vertiginoso que cada día hay más y más definiciones”, dice Talía Flores, matrona y profesora del curso electivo Diversidad y Sexualidad para estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Y agrega: “Es un fenómeno que aún no es objeto de estudio pero, como los mismos jóvenes están exigiendo visibilidad, de seguro llegará a serlo”, puntualiza.

Ampliando la sigla

De la clásica nomenclatura LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales) han surgido nuevas comunidades que no se sienten representadas y exigen una sigla más amplia e inclusiva. El artículo Generation LGBTQIA publicado en abril de 2013 en The New York Times da cuenta del fenómeno, en el que agrupaciones de jóvenes de la diversidad sexual, provenientes de diferentes universidades, proponen una nueva sigla: LGBTQIA, siendo la “I” de intersexual, persona de sexo ambiguo; la “A” por asexual, quienes carecen de atracción sexual y la “Q” representante de “questioning”, por confundido o por “queer”, término acuñado en los 90 por activistas gay que lo resignificaron desde su anterior calificación peyorativa (literalmente, queer significa “raro”, “maricón”, “torcido”) y que, además, dio origen a una corriente filosófica: la Queer theory, que sostiene que no hay diferencias de género ni sexualidad entre los humanos, todos somos personas y punto.

Esta nueva sigla ha ido ganando espacio en las redes sociales. En 2001 se fundó AVEN (Asexual Visibility and Education Network), comunidad asexual reunida en el sitio www.asexuality.org, que hoy reúne a más de 50 mil miembros de 16 países. En Chile, un tímido grupo de facebook, Asexuales Chile, creado a principios de 2013, cuenta con 164 miembros, linkeado a AVEN, donde se ayudan y comparten experiencias online.

En conclusión, a la sigla LGBTQIA, a la cual últimamente se le ha añadido una “P”, por pansexual o por poliamoroso, puede seguir abultándose a esta sopa de letras, en tanto emerjan nuevos grupos que se definan de una manera distinta.“Todo esto es un esfuerzo destinado a organizar la realidad porque necesitamos entenderla”, dice Talía Flores, y Francisco Pérez Deney, sicólogo, coach y terapeuta sexual, comenta: “Tal vez solo dejemos de clasificar cuando llegue el momento en que si llega un hombre vestido de mujer a arreglarte el computador, lo único que realmente te importe es que haga bien su trabajo”.

Fuente: Lado B

Autor: crestrepo

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