En 2003, Andrés Gioeni recibió un baño de popularidad cuando decidió hacer una colección de desnudos fotográficos para “Imperio”, una revista gay argentina. Su condición de hombre bello, sacerdote y homosexual generó un fuerte debate en Argentina, país que pocos años después conseguiría ser la primera nación en América en conseguir el matrimonio igualitario.
Lo entrevistamos.
Hoy Andrés está casado con Luis, con quien comparte una larga relación de más de 12 años y comparte con ManhuntDiario sus reflexiones sobre la convivencia entre ser gay y creyente. “El Amor es demasiado hermoso para ocultarlo en el armario” afirma sin tapujos.
ManhuntDiario: Hay muchos mitos relacionados con la vida al interior de los seminarios.
¿Cómo fue tu experiencia?
Andrés: Recién después de dejar el ministerio pude percibir que hay algo de cierto en que algunas personas al interior de los seminarios viven una doble vida y llevan una sexualidad activa. Particularmente en mi experiencia personal, me acuerdo de un grupo de cuatro chicos que se juntaban a tomar el té, nada más. Y se encargaban de poner apodos a los demás seminaristas. Tenían a todos catalogados, muchos con nombres de la serie “La Niñera”: la srta. Babcock, el señor Sheffield, Niles, la misma Fran, la abuela Yetta, la mamá Silvia. A mí me parecía muy simpático y me causaba gracia.
MH: ¿Cómo viviste la presión de ser gay y seminarista?
A: En aquel momento no viví la presión de ser gay y seminarista, porque durante mi seminario fui muy homofóbico y no me permitía encontrarme a mÌ mismo. De hecho creo que fui muy poco permisivo cuando veía que alguien tenÌa actitudes afeminadas, era muy poco tolerante.
MH: Tu salida del clóset fue muy polémica y mediatizada, ¿Cómo lo tomó tu círculo más íntimo, familia y amigos? ¿Hubo apoyo, temores, desilusión?
A: Mi entorno más cercano fue siempre sumamente comprensivo, primó el amor y los lazos a cualquier otra cosa que se interpusiera. Hubo amigos que se alejaron, pero siempre me digo a mí mismo que, si se alejaron por esa razón, es que no eran tan amigos.
MH: Hablemos un poco sobre religión y sexualidad. La doctrina de la iglesia católica condena la homosexualidad, por considerarla contraria a la ley natural, en una concepción muy ligada a la teología de Santo Tomás de Aquino. Sin embargo, hay iglesias cristianas que son inclusivas, ¿Cómo pueden coexistir dos posturas tan diferentes?
A: Para ser detallista, la Iglesia no es que condene la homosexualidad, sino que la acepta y la tolera que fea palabra. Pero condena los actos homosexuales. O sea, te dice que vos no sos culpable otra palabra ridícula de haber nacido así, y te obliga a ser célibe y casto. O peor aún, a intentar revertir tu tendencia.
A lo largo de la historia, la Iglesia ha interpretado la Biblia desde diferentes ópticas. Hoy en día la mayoría de los teólogos acepta y entiende que los pocos textos que hacen referencia a la homosexualidad han sido malinterpretados. Los textos son muy pocos y no se hace referencia nunca a una relación homosexual consensuada. Sino que lo que condena es lo mismo que condena en actos heterosexuales (cuando hay violación, sometimiento, esclavitud, etc.) Pero no hay ningún texto donde se condene la homosexualidad como la conocemos en nuestro tiempo.
En este tema me explayo un poco más profundamente en un libro que decidimos colgar gratis en la web cuando nos casamos con Luis: “Tanto amor desperdiciado”
Allí hago referencia a la historia de la interpretación de estos textos.
MH: La iglesia históricamente ha intervenido en las prácticas sexuales, no solo homosexuales, sino también heterosexuales, regulando, reprimiendo y prohibiendo. ¿Por qué crees que se le da tanta importancia al sexo dentro de una religión? Especialmente lo vemos en las religiones monoteístas como el catolicismo, el islam o el judaísmo.
A: Creo que las religiones intentan preservar valores, pero no miran todos los aspectos.
Regular, reprimir, prohibir no son prácticas que ayuden a la humanidad a ser responsables. Cuando vos querés dar importancia a ciertos valores, tenés que educar, explicar, compartir. Pero no desde una imposición, sino que cada uno tiene que apropiarse de eso porque ve que es bueno, no porque es impuesto. En ese aspecto las religiones han perdido la creatividad para poder llegar a presentar un mensaje humano.
La gente ha evolucionado, ya no es alguien externo quien debe decirle qué cosas están bien o están mal. Cada uno debe apropiarse de ello informándose y buscando la verdad con recta intención.
MH: Se habla de que con el papa Francisco, existe una apertura de la iglesia en muchos frentes. ¿Crees que con este Papa hay alguna oportunidad de que la Iglesia Católica reciba a sus fieles homosexuales sin discriminación?
A: Es un camino que a la Iglesia le va a llevar mucho tiempo. A pesar de que la experiencia histórica en la Argentina con Jorge Bergoglio como obispo (nombre real del papa Francisco), aparentemente haya sido diferente, creo que Francisco tiene un espíritu de renovación, de diálogo y de apertura. Ya ha expresado varias veces su postura de apertura, pero se interpreta diferente dependiendo de quien quiera llevar agua a su molino. Igualmente, a muchos de nosotros nos gustaría que pudiera ser más explícito en este tema.
MH: ¿Qué pensás de los calendarios en los que algunos religiosos exhiben sus cuerpos?
Vos también hiciste unas fotos que impactaron, pero ya no eras sacerdote. ¿Sentís que un religioso también puede ser objeto de deseo?
A: Hay gente que tiene esa fantasía y es tan real como cualquier otra. Además se le añade el condimento de lo imposible, o de lo inaccesible, y eso la refuerza aún más.
MH: Recientemente se anunció un documental en Brasil que muestra cómo muchos religiosos ejercen su sexualidad al menos a través de internet. Se muestran vía webcam como hombres eróticos, deseados y deseables. Algo que parece contradecir la práctica sacerdotal. ¿Cómo crees que puede impactar este documental? ¿Perjudica la situación de los sacerdotes gays? ¿Ayuda a poner en evidencia la doble moral de la iglesia como institución?
A: Tengo conocimientos del documental. De hecho me adelantó su director que lo estrenan en enero. Yo no comparto mucho eso de escrachar (señalar) a alguien. Porque si está dentro de su vida privada, cada uno tendrá sus razones (las comparta o no) de no hablar de eso en público. Creo que ese respeto por la intimidad es sagrado, algo que no está bueno violentar.
Después, creo que hay mucha doble moral dentro de la Iglesia, como lo hay dentro de varias instituciones. Es que tarde o temprano la práctica del celibato sacerdotal es algo que deber reverse. Tendría que ser decisión de cada sacerdote si quiere serlo o no. No debería ser algo obligatorio para el ejercicio del sacerdocio. De hecho no hay cuestiones dogmáticas que lo impidan, es simplemente una disciplina.
Documental brasileño “Amores Santos” (2016) de Dener Giovanini.
MH: Ahora estás casado, sos actor y director. ¿Seguís practicando la religión, como concilias tu fe católica con la vida gay?
A: Estoy casado, con más de doce años en pareja. Y es algo que nos enriquece mucho a ambos. Somos quienes somos, en gran parte, gracias al otro que elegimos para estar juntos. Ambos sentimos que nos ayudamos a intentar ser mejores personas día a día.
Nos llevamos muy bien, nos entendemos y conocemos muy a fondo, hasta en las peleas cotidianas.
Con respecto a la fe, me considero una persona muy religiosa y espiritual. No sé si me denominaría “católico”. Hay muchas aristas de la doctrina católica que ya no comparto.
Creo que la fe no requiere de tantos tratados teológicos o grandes enciclopedias de leyes. La iglesia católica tiene que leer más la biblia y menos el derecho canónico.
Entrevista a Andrés Gioeni y a su novio:
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Papu.