Del atractivo a la dejadez más absoluta refleja el rostro del varón según su habilidad a la hora de acicalarse la barba.
Por mucho que en las pasarelas acogieran maniquís lampiños de aspecto aniñado, la naturaleza llama al hombre barbudo, que tiene bastante éxito entre sus admiradores de ambos sexo.
«La barba está de moda, sobre todo ahora en los meses más fríos», afirmó en el New York Times Garrett Bryant, estilista de la afamada firma Antonio Prieto de Manhattan.
El porqué, según aclara la terapeuta sexual de Barcelona, Flavia Limone, responde en parte a que «viriliza al hombre. Le otorga masculinidad. Aunque realmente es un mito, al igual que ocurre con la hipótesis de que los hombres calvos tienen niveles más elevados de testosterona y eso les hace más atractivos».
La sexóloga matiza que «antiguamente los hombres solían mostrar vello en la cara como un signo de sabiduría, de poder y de fuerza». Igual que en las mujeres las curvas eran un símbolo de fertilidad y erotismo, la barba en ellos era un valor añadido en su atractivo. Hasta los políticos no se desprenden de ella.
Léase quienes hoy se enfrentan a la voz popular y que seguro han dedicado algo más de tiempo en atusarla ante el espejo esta mañana. Más poblada la del candidato popular que la del socialista, pero ambas clásicas, canosas, alejadas de «los modernismos» que se estilan. Y que pican.
Según la longitud del vello, éste, tras varios días haciéndose un hueco en la cara puede resultar molesto a la pareja, pues se trata de un pelo más duro y fuerte que no siempre resulta agradable a la hora de besar.
Otros, sin embargo, aseguran que cuando la barba no es la clásica de tres días, sino más larga, les resulta muy excitante cuando recorre con la boca toda su anatomía.
Bohemia más rala para dar un aspecto desaliñado, chiva o de collar (alrededor del mentón y la mandíbula), hay quienes no se desprenden de ella precisamente porque a la pareja «le pone», otros porque se sienten vacíos o bien porque tras ella esconden dudosas intenciones.
De hecho, quienes no tienen, este mes de noviembre están dejando crecer, sino la barba completa, sí el bigote.
Lo hacen en todo el mundo y por motivos solidarios, como la lucha contra el cáncer de próstata. La idea es de la Fundación Movember (por las palabras inglesas de Moustache –bigote– y November). Los hombres pueden inscribirse desde el día 1 del mes totalmente afeitados y tienen 30 días para dejarse crecer y esculpir su bigote, aumentar la sensibilización y recaudar fondos contra esta dolencia masculina.
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Créditos: La razón