¿Deberíamos los hombres controlar la frecuencia de la eyaculación?

Interesante.

Según una creencia taoísta centenaria, los hombres necesitamos practicar con frecuencia lo que ellos llaman la “eyaculación controlada” si deseamos mejorar nuestra salud sexual, la longevidad del miembro y fuerza del mismo.

Esto significa que, al tener relaciones, masturbarnos o cualquier tipo de juego sexual, se debe regular la cantidad de veces en que eyaculamos como parte de mantener un equilibrio. Lo que quiere decir en pocas palabras: “no nos corramos” todas las veces que tengamos cualquier tipo de contacto sexual.

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Pero ¿por qué controlar las frecuencias de la eyaculación?

El razonamiento taoísta detrás de la frecuencia de la eyaculación controlada, se basa en la teoría de que el cuerpo tiene un suministro limitado de energía primordial.

Para quienes siguen esta doctrina el hombre en general tiene una vida útil, así como también una vida sexual limitada, ambas ligadas al estilo de vida que se vive, las cuales drenan la energía primordial según la rapidez con la que se toma el día a día.

Para ellos, ciertos hábitos de estilo de vida pueden reponer y fortalecer esa energía, y controlar las frecuencias de la eyaculación es una de ellas.

¿Y qué beneficio tiene controlar la eyaculación?

Según la creencia, básicamente, los hombres buscamos aumentar las hormonas “que desafían la edad” tanto como sea posible, la cual es secretada durante la excitación sexual y desechada por medio del semen. Entonces, la retención de la eyaculación haría que no se desperdicie dicha hormona para que sea reutilizada por el cuerpo.

La filosofía taoísta también sostiene que esta práctica permite que los hombres mantengamos consistentemente altos niveles de testosterona y libido, haciendo que el esperma se mantenga en mejor estado.

Otro beneficio, según quienes la practican, es que fortalece el cerebro. Los creyentes sostienen que el semen contiene nutrientes esenciales y hormonas que son absorbidas por la próstata. Desde allí entran al torrente sanguíneo y viajan por todo el cuerpo, incluido el cerebro. Es un hecho científico que tanto los líquidos cefalorraquídeos como el semen contienen los mismos ingredientes básicos, por lo tanto, la idea de que el semen puede nutrir el cerebro no es descabellada.

Un ejemplo que puede servir como base de lo anteriormente dicho, es el pensamiento que la mayoría de entrenadores deportivos tienen, al pedir a sus atletas que eviten la eyaculación horas antes de una competencia porque se ha demostrado científicamente que los niveles de testosterona disminuyen inmediatamente después de dejar salir el semen y por ello el rendimiento deportivo se ve afectado negativamente.

Sin embargo, la medicina occidental convencional afirma que el suministro de semen de un hombre se repone naturalmente poco después de que eyacule y, por lo tanto, no hay necesidad de practicar con ninguna frecuencia la eyaculación controlada.

Ahora bien, después de todo lo que has leído, crees que es importante “no correrse” todas las veces que hay algún tipo de contacto sexual. ¡Esperamos tu opinión!

Créditos: MEN

Autor: Marlon Manhunt

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